Publicado por Cazarabet
Hola Francisco, ¿nos puedes explicar qué te motivó a escribir este ensayo en el que te centras en los reclutamientos forzosos por parte de los sublevados franquistas en los territorios “conquistados” desde primera hora? ;¿cómo les fue a estos?
-Hola, en primer lugar, muchas gracias por la entrevista, sois un proyecto muy interesante y para mi es un honor. Es necesario lo que hacéis, pues cuidáis los libros y la historia con mucho mimo. En tiempos en los que la cultura cae en el ostracismo más absoluto y que precisamente en un momento de crisis se vuelve más necesaria, proyectos como el vuestro se hacen más que necesarios. En primer lugar, decir que este libro forma parte de mi tesis de doctoramiento, que defendí a finales del año 2018. Tuve la particularidad de que me la han dirigido tres excelentes historiadores, que me aportaron aspectos diferentes, como fueron el rigor, a veces excesivo (gracias a Aurora Artiaga); la imaginación y la creatividad, pues la historia es un proceso intelectual en el que los investigadores tenemos que interpretar, a través de fuentes, un pasado que no vimos (Andrés Domínguez Almansa); y ser capaz de hacer nuevas preguntas al pasado y que ese pasado nos diga cosas sobre el presente sin caer en partidismos estúpidos (Lourenzo Fernández Prieto). Es gracias a ellos, por lo que la tesis y este libro tiene las cosas buenas que puede ofrecer, lo negativo es solo atribuible a mí. Pero, también debe mucho de la ayuda y el magisterio de otros historiadores como Emilio Grandío, Xosé Manoel Núñez Seixas, Miguel Cabo o Antonio Miguez del Departamento de Historia contemporánea e de América de la Universidade de Santiago, así como del Grupo de Investigación Histagra y del Proyecto Interuniversitario Nomes e Voces. Creo que de algún modo, detrás de todo este aprendizaje se encuentra el dado por un “mestre de mestres” como es Ramón Villares. Me gusta pensar, que formo parte de esa escuela historiográfica que se asentó en Galicia, que está representada sobre todo en el Grupo Histagra y que tiene como base el estudio social, el estudio de las personas, como principal objetivo para entender el pasado. El interés surge en el 2011 cuando estaba realizando el Máster en Historia Contemporánea de la Universidade de Santiago de Compostela. Estaba buscando un tema de investigación para mi trabajo final de máster. Charlando con mi director, Lourenzo Fernández Prieto, nos dimos cuenta de que no se conocía nada de los combatientes de la guerra civil. Un aspecto que ya había remarcado Núñez Seixas en su libro ¡Fuera el invasor! (2006, Marcial Pons) y decidimos recoger el guante y decidir indagar sobre este colectivo, del que había mucha memoria, pero no había Historia. Así que decidimos ponernos manos a la obra y realizar un primer acercamiento. Por cercanía de fuentes, de posibles testimonios, porque existía un estupendo conocimiento historiográfico sobre la sociedad gallega de preguerra, gracias a trabajos como los de Ramón Villares, Lourenzo Fernández, Andrés Domínguez, Emilio Grandío, Miguel Cabo o Dionisio Pereira; sobre la represión con Julio Prada, Antonio Miguez, María Jesús Souto o Emilio Grandío; o, sobre las actitudes sociales durante la guerra, con Ana Cabana o Daniel Lanero; decidimos que lo más normal era centrarse en el caso gallego y en concreto en el ejército sublevado. De esta forma, al estudiar a los combatientes del ejército de Franco, también se pretendía estudiar la consolidación social de la dictadura, puesto que la guerra es el acto fundacional y legitimador del franquismo. Así, que el interés con el que se inició esta investigación era averiguar las consecuencias sociales de la participación en la guerra civil como soldado de Franco. Es decir, aportar una nueva perspectiva sobre la consolidación de la dictadura, con el estudio de un colectivo del que no había apenas trabajos. Realmente es que existía un profundo desconocimiento de quienes conformaron el ejército sublevado cuando comencé la investigación. ¿Quiénes eran aquellos soldados? Cuando empecé aún no se había publicado la tesis de James Matthews, Reclutant Warriors, que fue tan importante para el estudio social de la guerra y de sus combatientes en España, por lo que era caminar por un terreno inexplorado, que por un lado, era muy atractivo y, por el otro, daba vértigo por el desconocimiento a la hora de buscar fuentes documentales. Por eso, en un primer momento, me tuve que empapar lo que pude, teniendo en cuenta que era un trabajo final de máster, de lo escrito fuera de nuestras fronteras sobre las Guerras Mundiales. También de las excelentes investigaciones que había arrojado algo de luz sobre el tema, como las de Javier Arostegui y Javier Ugarte sobre el carlismo, Núñez Seixas sobre la propaganda y Michael Seidman. Pero yo quería estudiara la gente corriente. Fue cuando me di cuenta (después de meses en el archivo y de entrevista orales a excombatientes, en el que estaba perdido y no sabía cómo enfocar la investigación porque no encontraba documentación) que la mayoría de ejército sublevado se formó a través de la recluta forzosa. Esos reclutados eran los que me interesaron estudiar a mí, no a los voluntarios que ya tienen historiadores que les han prestado y prestan atención como Aurora Artiaga, José Antonio Parejo y otros. Esto dio lugar a un trabajo final de máster que ganó el Premio en Ciencias Sociales Juana de Vega 2012 y una parte del mismo una mención honorífica en el concurso de ensayo histórico George Watt de la ALBA de Nueva York. Se publicó con el nombre de La consolidación social del franquismo. La influencia de la guerra en los soldados de Franco (USC, 2014). Coincidió con la publicación del citado Reclutant Warriors (OUP, 2012), Los excombatientes de Franco (PUZ, 2014) de Ángel Alcalde, y luego los avances en las investigaciones de Miguel Alonso, que acaba de publicar un libro colectivo maravilloso, o David Alegre y su La batalla de Teruel (La esfera, 2018). Fue a partir de este momento cuando la investigación empezó a tener forma y empecé a matizar muchas de las cosas que pensaba en n principio. Eso se lo debo a David Alegre y a Miguel Alonso, gracias a ellos aprendí mucho, maticé muchas cosas, mejoré otras. Su amistad y haber trabajado varios años juntos a ellos, y a otros como Félix Gil Feito, en el proyecto de la Revista Universitaria de Historia Militar fue muy importante para mí. Realmente, el papel que tengo el este trabajo no es testimonial, pero casi. Debe mucho a mucha gente, empezando por mis directores a quienes volví locos con mis idas y venidas, pasando por toda la gente que cite y muchos otros que me olvidaré. Javier Rodrigo, Óscar Rodríguez Barreira, Claudio Hernández, Mercedes Peñalba, Pilar Mera, Israel Sanmartín, Ángel Alcalde, José Luis Ledesma, muchos y muchas. El objetivo que siempre estuvo detrás era el de entender la naturaleza humana. Ver cómo se comporta una persona en un contexto de extrema violencia y que consecuencias sociopolíticas puede tener posteriormente. En este caso, me centré en los soldados porque me interesa la guerra civil, pero pienso que será la gran incógnita que intentaré responder y que nunca tendrá una respuesta absoluta, si sigo investigando y dedicándome a esto. Cosa que es difícil, dada la situación económica y el escaso interés que hay en España en la investigación en ciencias sociales y humanas. Por ejemplo, yo realicé la tesis sin ningún tipo de contrato de investigación, trabajaba de otras cosas y el tiempo libre se lo dedicaba a ella: archivero, bibliotecario, autónomo, etc. A esta experiencia pienso que también le debo mucho de lo bueno que puede haber en la tesis, porque me enseñó a ver la sociedad con otros ojos, a aplicar mi propia experiencia en lo que estaba estudiando. Después de presentar la tesis, gané el Premio Miguel Artola de la Asociación de Historia Contemporánea y del Centro de Estudios Político y Constitucionales del Ministerio de Presidencia, y de ahí salió la publicación de este libro (Soldados de Franco. Reclutamiento forzoso, experiencia de guerra y desmovilización militar, Siglo XXI, 2020), tengo que agradecer mucho a Tomás Rodríguez y Alejandro Rodríguez que me ayudaron y dieron forma al libro. Aunque lo que pretendía estudiar cuando empecé no ha cambiado, tengo que reconocer que yo sí. Poco queda de aquel chico que escribió aquel trabajo final de máster y espero que me pase lo mismo con este libro, que evolucione y todo aquello que he escrito deje de gustarme. Que conste que ya está pasando, si pudiera cambiaría muchas cosas…
Continuar leyendo en Cazarabet